EL PORQUÉ DE LA DESMORALIZACIÓN DEL PUEBLO.-
Por: Mariela Catherine Prado Linares.

La derecha, históricamente, ha utilizado mecanismos de dominación no solo económicos y políticos, sino también culturales y morales. Su estrategia no se limita a controlar el aparato productivo, sino a sembrar en las masas una sensación de impotencia, resignación y apatía frente a las injusticias sociales. Nunca gobiernan solo con decretos ni con la fuerza militar sino también desde su poder más sutil y devastador: la capacidad de desmoralizar al pueblo, debilitando su confianza colectiva, sembrando resignación y neutralizando toda voluntad de cambio.

Gramsci explicaba que la dominación no solo es coerción, sino hegemonía cultural: un consenso construido desde la escuela, los medios y la política. La derecha ha perfeccionado este arte en el siglo XXI, usando la televisión y las redes sociales como armas de guerra psicológica. Advertía que la hegemonía no se sostiene únicamente con coerción, sino también con consenso: “El viejo mundo se muere. El nuevo tarda en aparecer. Y en ese claroscuro surgen los monstruos”. La derecha se encarga de mantener al pueblo en ese “claroscuro”, bloqueando toda posibilidad de imaginar un futuro diferente al capitalismo.

En la televisión, el bombardeo constante de noticias de violencia, escándalos políticos y mensajes de consumo generan miedo, apatía y frustración. En las redes sociales, algoritmos diseñados por grandes corporaciones difunden odio, individualismo y desinformación, debilitando la organización de la sociedad. El pueblo es reducido a ser simple espectador preocupado por la apariencia personal, la farándula local e internacional, frivolidades y excentricidades que mas interesado en la transformación de condiciones de vida como la defensa de leyes en donde se consolidan los beneficios laborales y salariales para la clase trabajadora o el uso nefasto y burlón de dinero en obras sobrevaloradas, malversación del mismo en las compras de insumos para los programas de asistencia social, compras de equipos para seguridad ciudadana en pésimo estado, etc

En nuestro país, Mariátegui ya denunciaba que las élites conservadoras buscaban negar las raíces colectivas e indígenas de nuestra sociedad, imponiendo una cultura ajena que debilitaba la moral del pueblo y su confianza en sí mismo. De este modo, se generaba la idea de que la explotación y la desigualdad son inevitables, parte de un destino inamovible y denunció que esta estrategia de la élite intentaba mantener al pueblo sin horizonte propio, “importando modelos” que nada tenían que ver con nuestras raíces colectivas.

Hoy, los tratados de libre comercio, los recortes en salud y educación, y la concentración de la riqueza en pocas manos cumplen esa misma función: empobrecer al pueblo y convencerlo de que no existe alternativa alguna porque todo cambio es imposible o para peor, mostrando modelos económicos socialistas en algunos países en donde el imperio norteamericano no les permiten desarrollarse con total libertad (Cuba, Venezuela, Nicaragua pero no así Laos o Vietnam) sino por el contrario los bloquean y castigan mostrándole al mundo que el que no piensa como ellos no tiene alternativa de vida y son candidatos natos a la invasión imperialista y destrucción total sin derecho al apoyo internacional ni defensa alguna, como si con el capitalismo se llegara al verdadero fin de la historia.

La alienación se manifiesta cuando el trabajador no solo pierde el fruto de su trabajo, sino también la fe en su propia capacidad transformadora. La derecha, con sus discursos meritocráticos y moralizantes, refuerza esta alienación al culpar al pueblo de su pobreza, ocultando las estructuras que la producen. A esto se suma el peso de las políticas económicas neoliberales, que en nombre de la “modernización” privatizan servicios básicos, precarizan el trabajo y endeudan a las familias. La pobreza no aparece como producto de una estructura injusta, sino como responsabilidad individual. Esta alienación descrita por Marx como el mecanismo perfecto para que el trabajador pierda no solo el fruto de su esfuerzo, sino la confianza en sí mismo como sujeto histórico.

“El pobre es pobre porque quiere” es uno de los mecanismos utilizados por este sistema y sus fieles peregrinos, culpando a las personas por el caos en la sociedad ocultando así el verdadero problema, la explotación estructural. Originan la fragmentación social creando el divisionismo entre los pueblos, regiones y países, esto sucede en contraposición a lo dicho por Flora Tristán “proletarios del mundo, uníos” hombres y mujeres bajo una misma lucha que nos llevará hacia una nueva sociedad socialista en donde las brechas económicas irán cerrándose a favor de las grandes mayorías. Logran cooptar hasta el lenguaje progresista para trasgredir significados y confundir el camino hacia la lucha de clases (wokismo, ad hominem, etc), promueven el miedo al cambio por el socialismo estigmatizándolo como un mundo lleno de caos, pobreza, miseria y desastre total en el que sus beneficios y logros materiales personales obtenidos bajo este sistema, se verán afectados (sobre todo sus casas y carros no pagados financiados en mil cuotas por los sueldos precarios con los que no podrían hacerlo de otra manera, o compras o comes). Te ofrecen falsas soluciones inmediatas utilizando las redes, medios de comunicación, prensa basura, etc con la que nos bombardean a diario, pero en realidad no atacan las raíces de la injusticia social como debería de ser; la propuesta debiera estar dirigida en elaborar un nuevo contrato social que logre transformar las condiciones sociales, económicas y políticas para caminar hacia una sociedad justa (una Nueva Constitución eje programático de Perú libre). El objetivo para ellos no es cambiar el modelo económico que precariza la situación sino mas bien lograr institucionalizar sus políticas neoliberales a través de la privatización de nuestros recursos naturales, empresas estatales saqueadas y desnaturalizadas adrede logrando así la precarización laboral y la concentración de riquezas en manos de una burguesía financiera opresora.

Marx insistía en que la emancipación empieza cuando el pueblo se reconoce como clase explotada y organizada. La clase trabajadora se fortalece en unidad reconociéndose como sujeto histórico.

Gramsci defendía la necesidad de un “intelectual orgánico” ligado al pueblo, capaz de desmontar la hegemonía cultural de la derecha e insistía en crear una contrahegemonía cultural donde intelectuales orgánicos y movimientos sociales generen conciencia crítica (trabajo de las escuelas políticas como lo hace Perú libre).

Mariátegui planteaba un socialismo enraizado en nuestras realidades y comunidades, donde el pueblo recupere su identidad y fuerza colectiva. Sin calco ni copia extranjera.

Paulo Freire, desde la pedagogía crítica, resaltaba que la liberación no puede nacer de la desesperanza, sino de una praxis educativa que devuelva al pueblo la confianza en su capacidad de transformar la realidad.

Lo indispensable es contar con una economía al servicio del pueblo recuperando el control estatal sobre los recursos estratégicos y promover la producción comunitaria para romper la dependencia y la pobreza programada.

La derecha busca mantener al pueblo desmoralizado porque un pueblo sin esperanza, pobre, alienado y distraído por guerras psicológicas en redes y pantallas ni organización social con fortaleza y conciencia de clase alguna es fácil de dominar. La historia demuestra que la conciencia, la unidad y la cultura crítica pueden revertir esa situación. Los pueblos exigen sus derechos cuando reconocen la raíz de su opresión. El reto del socialismo hoy es devolverles a las masas esa moral revolucionaria, la esperanza viva construyendo espacios de organización popular y devolver a los oprimidos la certeza de que no solo es posible otro mundo, sino que es necesario y la convicción de que la historia está en sus manos.

¡PERÚ LIBRE, FUERZA NACIDA DEL PUEBLO!
Sec. de la Mujer Reg. Lima Provincias.

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